jueves, 2 de febrero de 2023

 


NOVENA A SANTA ÁGUEDA, PATRONA DE SORIHUELA DEL GUADALIMAR

DÍA OCTAVO (3 DE FEBRERO)


+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración primera para todos los días:
Gloriosa Virgen y Mártir Santa Águeda, que desde tus primeros años consagraste al Esposo Celestial todos tus pensamientos, haciéndole una completa entrega de tu corazón para que Él fuera el único Dueño a quien tan tiernamente amases, sin sufrir jamás que ninguno entrara a dividirlo y menos a dominarlo: Nosotros nos gozamos de ver que ni la tribulación, ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada tuvieron fuerza alguna para hacer disminuir en tu generoso pecho aquella divina caridad en la que ardías; antes sí, superaste en vida y en muerte todas las dificultades que se te presentaron por parte de las criaturas, ya quisieran con halagos o amenazas vencer tu constancia y fidelidad en la piedad y temor de Dios, ya pretendiesen con honores y falsas promesas que faltaras a las que tenías hechas de guardar el depósito de la fe, de practicar las virtudes cristianas y de vivir en perpetua virginidad, y ya por fin emplearan los tormentos inauditos de desgarrar y abrasar tus virginales carnes para que correspondieras a las seducciones de una mujer infame y a los deseos de un tirano brutal, renunciando a tu vocación de cristiana y a tu profesión de virgen. Mas a todo respondías con celo intrépido y valeroso que, ni en el cielo ni en la tierra reconocías otro Señor que el Dios de la Gloria y, que a ninguno más doblarías las rodillas, porque a Él sólo habías dado tu corazón desde tu infancia. Confiados, pues, en tus méritos y protección, te rogamos Santa nuestra, nos alcances de la Majestad divina que guarde nuestros corazones libres de todo afecto terreno, que nuestras conversaciones sean puras y santas, y nuestros pensamientos se fijen siempre en Dios, sin que nada nos aparte de Él, ni en la prosperidad, ni en la adversidad, ni en salud, ni en enfermedad, y que cuando ésta nos aquejare, sin rehusar los remedios necesarios, pongamos, como tú, confianza en nuestro Señor Jesucristo, que es el que cura todas las enfermedades y dolencias, y también en ti, para conseguir por tu intercesión la salud del alma y del cuerpo y el favor especial que pretendemos en esta novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

(Ahora se rezará por tres veces el Padrenuestro, Ave María y Gloria en honor de la Santa y en reverencia del misterio de la Santísima Trinidad)

Oración para el día octavo (3 de febrero):
Oh admirable virgen y mártir Santa Águeda, ¡qué bien podías esperar en el Señor, tú, que le conociste tan perfectamente por la fe! Por eso confió tu alma en su palabra y esperó en su misericordia, pues desde la mañana de tu razón hasta la noche de tu muerte pusiste tu esperanza en Aquel que hizo los cielos y la tierra, sin que jamás fueras confundida. Prueba bien clara diste de esta virtud cuando orabas al Señor, próxima ya a morir, y le decías: “Dios todopoderoso, Dios eterno. Que por puro afecto de tu misericordia infinita, quisiste tomar bajo tu especial amorosa protección a esta tu humilde sierva, desde que se hallaba en los primeros arrullos de la cuna, preservándola del contagioso amor del mundo, para que mi corazón ardiese únicamente en el purísimo incendio de tu amor; Salvador mío Jesucristo, que has querido conservarme en medio de tantos tormentos para mayor gloria de tu nombre y para confusión vergonzosa del poder de las tinieblas, dígnate recibir mi alma en la eterna feliz estancia de los bienaventurados. Esta es la última gracia que te pido y que firmemente espero de tu bondad infinita”. Pide también, virgen animosa, por estos pecadores que no pueden esperar nada por sí, porque ni la razón ni la fe nos han sujetado al yugo suave del Señor, pero confiamos en que tus méritos nos alcanzarán una verdadera contrición de nuestras culpas para convertirnos a Dios de todo corazón y poder así esperar en su misericordia, sirviéndole y amándole en salud y en enfermedad, en vida y en muerte, a fin de conseguir de su bondad y por tu intercesión las gracias que necesitamos y el favor especial que te pedimos en esta novena, si es para gloria suya y provecho de nuestra alma. Amén.

(Terminada la oración propia del día, se pedirá en silencio al Señor por los méritos de la Santa la gracia particular que se desea conseguir en esta novena y la virtud especial de cada día, concluyendo después todos los días con la siguiente oración)

Oración final para todos los días:
Señor mío Jesucristo, Rey de todos los mártires y corona de todas las vírgenes, que previniste a tu sierva Santa Águeda con las bendiciones de tu dulzura y de tu gracia desde sus primeros años, fortaleciendo con ellas su espíritu para que sujetara la carne al imperio de la razón y de la fe, y dándole valor para que resistiese a todos sus enemigos, pues sobre conservar ilesa su castidad supo como virgen prudente adornar su alma con las demás virtudes cristianas hasta tal punto, que dio su vida por no violar sus votos ni apostatar de la fe. Te suplicamos Señor, por su intercesión, que infundas en nuestras almas esas mismas gracias, para que a su ejemplo cumplamos como cristianos con las promesas que hicimos en nuestro santo Bautismo, permaneciendo fiel en todo, viviendo y muriendo en el ósculo santo de tu amistad y de tu gracia. También te pedimos Jesús nuestro, por los méritos de tu Pasión, por los Dolores de María y por el martirio de Santa Águeda, que nos concedas la gracia particular que solicitamos en esta Novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

Antífona:
Estando Santa Águeda en medio de la cárcel, extendiendo las manos, oraba al Señor, diciendo: “Señor Jesucristo, Maestro bueno, gracias te doy porque me hiciste vencer los tormentos de la carne. Ayúdame, Señor, a prevenir felizmente tu inmarcesible gloria.”

R./ Ruega por nosotros, dichosa Santa Águeda.
V./ Para que seamos dignos de las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Oh Dios, que entre otros portentos de tu poder, diste a la mujer la victoria sobre el martirio: concédenos propicio que, los que honramos a tu Santa Virgen y Mártir Águeda como Patrona de esta Villa, nos dirijamos a ti imitando sus ejemplos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

miércoles, 1 de febrero de 2023

 


NOVENA A SANTA ÁGUEDA, PATRONA DE SORIHUELA DEL GUADALIMAR

DÍA SÉPTIMO (2 DE FEBRERO)


+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración primera para todos los días:
Gloriosa Virgen y Mártir Santa Águeda, que desde tus primeros años consagraste al Esposo Celestial todos tus pensamientos, haciéndole una completa entrega de tu corazón para que Él fuera el único Dueño a quien tan tiernamente amases, sin sufrir jamás que ninguno entrara a dividirlo y menos a dominarlo: Nosotros nos gozamos de ver que ni la tribulación, ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada tuvieron fuerza alguna para hacer disminuir en tu generoso pecho aquella divina caridad en la que ardías; antes sí, superaste en vida y en muerte todas las dificultades que se te presentaron por parte de las criaturas, ya quisieran con halagos o amenazas vencer tu constancia y fidelidad en la piedad y temor de Dios, ya pretendiesen con honores y falsas promesas que faltaras a las que tenías hechas de guardar el depósito de la fe, de practicar las virtudes cristianas y de vivir en perpetua virginidad, y ya por fin emplearan los tormentos inauditos de desgarrar y abrasar tus virginales carnes para que correspondieras a las seducciones de una mujer infame y a los deseos de un tirano brutal, renunciando a tu vocación de cristiana y a tu profesión de virgen. Mas a todo respondías con celo intrépido y valeroso que, ni en el cielo ni en la tierra reconocías otro Señor que el Dios de la Gloria y, que a ninguno más doblarías las rodillas, porque a Él sólo habías dado tu corazón desde tu infancia. Confiados, pues, en tus méritos y protección, te rogamos Santa nuestra, nos alcances de la Majestad divina que guarde nuestros corazones libres de todo afecto terreno, que nuestras conversaciones sean puras y santas, y nuestros pensamientos se fijen siempre en Dios, sin que nada nos aparte de Él, ni en la prosperidad, ni en la adversidad, ni en salud, ni en enfermedad, y que cuando ésta nos aquejare, sin rehusar los remedios necesarios, pongamos, como tú, confianza en nuestro Señor Jesucristo, que es el que cura todas las enfermedades y dolencias, y también en ti, para conseguir por tu intercesión la salud del alma y del cuerpo y el favor especial que pretendemos en esta novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

(Ahora se rezará por tres veces el Padrenuestro, Ave María y Gloria en honor de la Santa y en reverencia del misterio de la Santísima Trinidad)

Oración para el día séptimo (2 de febrero):
Oh admirable virgen y mártir Santa Águeda, que, justificada por la fe en Jesucristo y por su divina gracia, te gloriabas en las tribulaciones con la esperanza de la gloria prometida a los hijos de Dios, sabiendo que la tribulación obra la paciencia, y la paciencia la prueba, y la prueba la esperanza, y que la esperanza no se confunde, porque la caridad de Dios, infundida en los corazones por el Espíritu Santo, sostiene esas y las demás virtudes. Radicadas éstas en tu alma por una fe obradora y constante, venciste por ella al mundo, obraste la justicia, apagaste el ímpetu del fuego, no temiste al golpe de la espada, convaleciste de tu enfermedad y firme siempre a tu martirio, probada por el testimonio de tan grande virtud, respondiste al tirano: “Tú podrás quitarme la vida, pero no podrás arrancarme la fe”; y así fuiste hallada digna de dar tu sangre por Jesucristo. Te suplicamos, virgen gloriosa, que nos asistas para que permanezcamos firmes y constantes en la fe, y que ésta sea obradora por medio de las demás virtudes, con lo que podamos dar un público testimonio en todas las ocasiones de ser verdaderos cristianos, mostrándonos a nosotros mismos en todo por dechado de buenas obras en la doctrina, en la pureza de las costumbres, en la gravedad, en las palabras sanas e irreprensibles, de modo que el que es contrario se confunda y no tenga que decir mal ninguno de nosotros, sirviendo y amando a Dios en salud y en enfermedad, en vida y en muerte, para conseguir de su bondad y por tu intercesión las gracias que necesitamos y el favor especial que te pedimos en esta novena, si es para gloria suya y provecho de nuestra alma. Amén.

(Terminada la oración propia del día, se pedirá en silencio al Señor por los méritos de la Santa la gracia particular que se desea conseguir en esta novena y la virtud especial de cada día, concluyendo después todos los días con la siguiente oración)

Oración final para todos los días:
Señor mío Jesucristo, Rey de todos los mártires y corona de todas las vírgenes, que previniste a tu sierva Santa Águeda con las bendiciones de tu dulzura y de tu gracia desde sus primeros años, fortaleciendo con ellas su espíritu para que sujetara la carne al imperio de la razón y de la fe, y dándole valor para que resistiese a todos sus enemigos, pues sobre conservar ilesa su castidad supo como virgen prudente adornar su alma con las demás virtudes cristianas hasta tal punto, que dio su vida por no violar sus votos ni apostatar de la fe. Te suplicamos Señor, por su intercesión, que infundas en nuestras almas esas mismas gracias, para que a su ejemplo cumplamos como cristianos con las promesas que hicimos en nuestro santo Bautismo, permaneciendo fiel en todo, viviendo y muriendo en el ósculo santo de tu amistad y de tu gracia. También te pedimos Jesús nuestro, por los méritos de tu Pasión, por los Dolores de María y por el martirio de Santa Águeda, que nos concedas la gracia particular que solicitamos en esta Novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

Antífona:
Estando Santa Águeda en medio de la cárcel, extendiendo las manos, oraba al Señor, diciendo: “Señor Jesucristo, Maestro bueno, gracias te doy porque me hiciste vencer los tormentos de la carne. Ayúdame, Señor, a prevenir felizmente tu inmarcesible gloria.”

R./ Ruega por nosotros, dichosa Santa Águeda.
V./ Para que seamos dignos de las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Oh Dios, que entre otros portentos de tu poder, diste a la mujer la victoria sobre el martirio: concédenos propicio que, los que honramos a tu Santa Virgen y Mártir Águeda como Patrona de esta Villa, nos dirijamos a ti imitando sus ejemplos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

martes, 31 de enero de 2023

 Presentamos al pregonero 2023

D. Mario González González nació en la Puerta de Segura (Jaén) el 12 de junio de 1989. Hijo de Mario González Martínez y de María del Carmen González Lorite, natural de Sorihuela del Guadalimar. Nieto de Visitación y de Rosario, y sobrino de Josefa, Luisa, José y Visitación.

Cursó la Educación Secundaria en el IES Puerta de la Sierra y el Bachillerato en el Instituto Sierra de Segura de Beas. Posteriormente se licenció en Matemáticas por la Universidad de Córdoba, siendo premio de excelencia de la Comunidad de Madrid.

Estudió Bachiller en Teología en la Universidad de San Dámaso de Madrid y después en el Seminario San Pelagio de Córdoba desde 2013 al 2020.

Fue ordenado sacerdote el 27 de junio de 2020 y desde entonces es párroco de San Francisco y San Rodrigo de Cabra (Córdoba), Capellán del Hospital Infanta Margarita y Capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, también de Cabra. Actualmente está acabando la Licenciatura en Derecho Canónico.

Desde muy pequeño destacó por su devoción a Santa Águeda, inculcada por su madre y sus abuelos. Aunque no residía en Sorihuela, visitaba asiduamente a su Patrona por línea materna.

Sabemos que Mario nos hará vibrar con sus palabras, siendo el mejor pistoletazo de salida para las fiestas patronales del 2023.

¡OS ESPERAMOS EL DÍA 4 DE FEBRERO A LAS 13,00 H. EN EL CENTRO SOCIO-ECONÓMICO CULTURAL!

 


NOVENA A SANTA ÁGUEDA, PATRONA DE SORIHUELA DEL GUADALIMAR

DÍA SEXTO (1 DE FEBRERO)


+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración primera para todos los días:
Gloriosa Virgen y Mártir Santa Águeda, que desde tus primeros años consagraste al Esposo Celestial todos tus pensamientos, haciéndole una completa entrega de tu corazón para que Él fuera el único Dueño a quien tan tiernamente amases, sin sufrir jamás que ninguno entrara a dividirlo y menos a dominarlo: Nosotros nos gozamos de ver que ni la tribulación, ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada tuvieron fuerza alguna para hacer disminuir en tu generoso pecho aquella divina caridad en la que ardías; antes sí, superaste en vida y en muerte todas las dificultades que se te presentaron por parte de las criaturas, ya quisieran con halagos o amenazas vencer tu constancia y fidelidad en la piedad y temor de Dios, ya pretendiesen con honores y falsas promesas que faltaras a las que tenías hechas de guardar el depósito de la fe, de practicar las virtudes cristianas y de vivir en perpetua virginidad, y ya por fin emplearan los tormentos inauditos de desgarrar y abrasar tus virginales carnes para que correspondieras a las seducciones de una mujer infame y a los deseos de un tirano brutal, renunciando a tu vocación de cristiana y a tu profesión de virgen. Mas a todo respondías con celo intrépido y valeroso que, ni en el cielo ni en la tierra reconocías otro Señor que el Dios de la Gloria y, que a ninguno más doblarías las rodillas, porque a Él sólo habías dado tu corazón desde tu infancia. Confiados, pues, en tus méritos y protección, te rogamos Santa nuestra, nos alcances de la Majestad divina que guarde nuestros corazones libres de todo afecto terreno, que nuestras conversaciones sean puras y santas, y nuestros pensamientos se fijen siempre en Dios, sin que nada nos aparte de Él, ni en la prosperidad, ni en la adversidad, ni en salud, ni en enfermedad, y que cuando ésta nos aquejare, sin rehusar los remedios necesarios, pongamos, como tú, confianza en nuestro Señor Jesucristo, que es el que cura todas las enfermedades y dolencias, y también en ti, para conseguir por tu intercesión la salud del alma y del cuerpo y el favor especial que pretendemos en esta novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

(Ahora se rezará por tres veces el Padrenuestro, Ave María y Gloria en honor de la Santa y en reverencia del misterio de la Santísima Trinidad)

Oración para el día sexto (1 de febrero):
Oh admirable virgen y mártir Santa Águeda, que, ardiendo en el más puro celo por la gloria de Dios, al ver que en la persecución de Quinciano era conculcada su Santa Ley, destruidos sus altares y pasados a cuchillo sus sacerdotes y fieles, fuiste ungida por las gracias y dones del Espíritu Santo para oponerte intrépida a los adoradores de los dioses falsos, echando en cara al tirano que éstos no eran más que un pedazo de madera y un trozo de mármol. Verdaderamente que puede decirse de ti que celaste por la gloria de Dios y del nombre cristiano, pues llegó a tanto tu ardiente celo, que diste tu vida por el que la dio por ti. Te suplicamos, virgen generosa, que nos alcances del Señor ese celo sagrado que consuma nuestra alma por su honra, que nos haga resistir a los profanadores de su santo nombre, que nos fortifique para que nosotros mismos no le deshonremos con pecado alguno, prefiriendo como tú derramar nuestra sangre antes que cometerlos, sirviendo y amando a Dios en salud y en enfermedad, en vida y en muerte, para conseguir de su bondad y por tu intercesión las gracias que necesitamos y el favor especial que te pedimos en esta novena, si es para gloria suya y provecho de nuestra alma. Amén.

(Terminada la oración propia del día, se pedirá en silencio al Señor por los méritos de la Santa la gracia particular que se desea conseguir en esta novena y la virtud especial de cada día, concluyendo después todos los días con la siguiente oración)

Oración final para todos los días:
Señor mío Jesucristo, Rey de todos los mártires y corona de todas las vírgenes, que previniste a tu sierva Santa Águeda con las bendiciones de tu dulzura y de tu gracia desde sus primeros años, fortaleciendo con ellas su espíritu para que sujetara la carne al imperio de la razón y de la fe, y dándole valor para que resistiese a todos sus enemigos, pues sobre conservar ilesa su castidad supo como virgen prudente adornar su alma con las demás virtudes cristianas hasta tal punto, que dio su vida por no violar sus votos ni apostatar de la fe. Te suplicamos Señor, por su intercesión, que infundas en nuestras almas esas mismas gracias, para que a su ejemplo cumplamos como cristianos con las promesas que hicimos en nuestro santo Bautismo, permaneciendo fiel en todo, viviendo y muriendo en el ósculo santo de tu amistad y de tu gracia. También te pedimos Jesús nuestro, por los méritos de tu Pasión, por los Dolores de María y por el martirio de Santa Águeda, que nos concedas la gracia particular que solicitamos en esta Novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

Antífona:
Estando Santa Águeda en medio de la cárcel, extendiendo las manos, oraba al Señor, diciendo: “Señor Jesucristo, Maestro bueno, gracias te doy porque me hiciste vencer los tormentos de la carne. Ayúdame, Señor, a prevenir felizmente tu inmarcesible gloria.”

R./ Ruega por nosotros, dichosa Santa Águeda.
V./ Para que seamos dignos de las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Oh Dios, que entre otros portentos de tu poder, diste a la mujer la victoria sobre el martirio: concédenos propicio que, los que honramos a tu Santa Virgen y Mártir Águeda como Patrona de esta Villa, nos dirijamos a ti imitando sus ejemplos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

lunes, 30 de enero de 2023

 


NOVENA A SANTA ÁGUEDA, PATRONA DE SORIHUELA DEL GUADALIMAR

DÍA QUINTO (31 DE ENERO)


+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración primera para todos los días:
Gloriosa Virgen y Mártir Santa Águeda, que desde tus primeros años consagraste al Esposo Celestial todos tus pensamientos, haciéndole una completa entrega de tu corazón para que Él fuera el único Dueño a quien tan tiernamente amases, sin sufrir jamás que ninguno entrara a dividirlo y menos a dominarlo: Nosotros nos gozamos de ver que ni la tribulación, ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada tuvieron fuerza alguna para hacer disminuir en tu generoso pecho aquella divina caridad en la que ardías; antes sí, superaste en vida y en muerte todas las dificultades que se te presentaron por parte de las criaturas, ya quisieran con halagos o amenazas vencer tu constancia y fidelidad en la piedad y temor de Dios, ya pretendiesen con honores y falsas promesas que faltaras a las que tenías hechas de guardar el depósito de la fe, de practicar las virtudes cristianas y de vivir en perpetua virginidad, y ya por fin emplearan los tormentos inauditos de desgarrar y abrasar tus virginales carnes para que correspondieras a las seducciones de una mujer infame y a los deseos de un tirano brutal, renunciando a tu vocación de cristiana y a tu profesión de virgen. Mas a todo respondías con celo intrépido y valeroso que, ni en el cielo ni en la tierra reconocías otro Señor que el Dios de la Gloria y, que a ninguno más doblarías las rodillas, porque a Él sólo habías dado tu corazón desde tu infancia. Confiados, pues, en tus méritos y protección, te rogamos Santa nuestra, nos alcances de la Majestad divina que guarde nuestros corazones libres de todo afecto terreno, que nuestras conversaciones sean puras y santas, y nuestros pensamientos se fijen siempre en Dios, sin que nada nos aparte de Él, ni en la prosperidad, ni en la adversidad, ni en salud, ni en enfermedad, y que cuando ésta nos aquejare, sin rehusar los remedios necesarios, pongamos, como tú, confianza en nuestro Señor Jesucristo, que es el que cura todas las enfermedades y dolencias, y también en ti, para conseguir por tu intercesión la salud del alma y del cuerpo y el favor especial que pretendemos en esta novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

(Ahora se rezará por tres veces el Padrenuestro, Ave María y Gloria en honor de la Santa y en reverencia del misterio de la Santísima Trinidad)

Oración para el día quinto (31 de enero):
Oh admirable virgen y mártir Santa Águeda, que si conociste que ninguna cosa es mejor que el temor de Dios, no ignorabas que nada es más dulce que permanecer en la observancia de los mandamientos del Señor, y por eso te aplicaste a guardarlos con la mayor firmeza de ánimo, resistiendo como justa con una grande constancia a los que te angustiaban y querían robarte el tesoro de tu virtud, y diciendo al tirano: “Afila el acero, enciende el fuego, nada bastará a separarme de aquel dulcísimo Dueño a quien amo más que a mí misma”. Te suplicamos, virgen invicta, que nos asistas para que permanezcamos constantes en la observancia de los mandamientos y práctica de la virtud, a fin de que venga sobre nosotros el auxilio divino, con el cual podamos resistir a las asechanzas de nuestros enemigos y salgamos victoriosos en sus combates, sirviendo y amando a Dios en salud y en enfermedad, en vida y en muerte, para conseguir de su bondad y por tu intercesión las gracias que necesitamos y el favor que te pedimos en esta novena, si es para gloria suya y provecho de nuestra alma. Amén.

(Terminada la oración propia del día, se pedirá en silencio al Señor por los méritos de la Santa la gracia particular que se desea conseguir en esta novena y la virtud especial de cada día, concluyendo después todos los días con la siguiente oración)

Oración final para todos los días:
Señor mío Jesucristo, Rey de todos los mártires y corona de todas las vírgenes, que previniste a tu sierva Santa Águeda con las bendiciones de tu dulzura y de tu gracia desde sus primeros años, fortaleciendo con ellas su espíritu para que sujetara la carne al imperio de la razón y de la fe, y dándole valor para que resistiese a todos sus enemigos, pues sobre conservar ilesa su castidad supo como virgen prudente adornar su alma con las demás virtudes cristianas hasta tal punto, que dio su vida por no violar sus votos ni apostatar de la fe. Te suplicamos Señor, por su intercesión, que infundas en nuestras almas esas mismas gracias, para que a su ejemplo cumplamos como cristianos con las promesas que hicimos en nuestro santo Bautismo, permaneciendo fiel en todo, viviendo y muriendo en el ósculo santo de tu amistad y de tu gracia. También te pedimos Jesús nuestro, por los méritos de tu Pasión, por los Dolores de María y por el martirio de Santa Águeda, que nos concedas la gracia particular que solicitamos en esta Novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

Antífona:
Estando Santa Águeda en medio de la cárcel, extendiendo las manos, oraba al Señor, diciendo: “Señor Jesucristo, Maestro bueno, gracias te doy porque me hiciste vencer los tormentos de la carne. Ayúdame, Señor, a prevenir felizmente tu inmarcesible gloria.”

R./ Ruega por nosotros, dichosa Santa Águeda.
V./ Para que seamos dignos de las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Oh Dios, que entre otros portentos de tu poder, diste a la mujer la victoria sobre el martirio: concédenos propicio que, los que honramos a tu Santa Virgen y Mártir Águeda como Patrona de esta Villa, nos dirijamos a ti imitando sus ejemplos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

domingo, 29 de enero de 2023

HOMENAJE A LOS SORIHUELEÑOS EN SENCELLES (MALLORCA)

A TODOS LOS SORIHUELEÑOS QUE VIVEN EN LAS ISLAS BALEARES.

El Muy Ilustre Ayuntamiento de Sencelles invita a todos los sorihueleños que viven en las Islas Baleares el próximo 5 de febrero a la fiesta de nuestra Patrona común. Durante la celebración de la Solemne Eucaristía, se homenajeará a todos los sorihueleños que asistan y el recuerdo de aquellos que celebraron a Santa Águeda en Sencelles, cuando no les era posible venir a Sorihuela.
Se ruega difundan esta invitación para hacerla extensible a todos los sorihueleños y descendientes.
Desde este medio, la Hermandad de Santa Águeda agradece al Muy Ilustre Ayuntamiento de Sencelles el detalle, y pedimos a nuestra Patrona la protección para ambos pueblos.



 


NOVENA A SANTA ÁGUEDA, PATRONA DE SORIHUELA DEL GUADALIMAR

DÍA CUARTO (30 DE ENERO)


+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Oración primera para todos los días:
Gloriosa Virgen y Mártir Santa Águeda, que desde tus primeros años consagraste al Esposo Celestial todos tus pensamientos, haciéndole una completa entrega de tu corazón para que Él fuera el único Dueño a quien tan tiernamente amases, sin sufrir jamás que ninguno entrara a dividirlo y menos a dominarlo: Nosotros nos gozamos de ver que ni la tribulación, ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada tuvieron fuerza alguna para hacer disminuir en tu generoso pecho aquella divina caridad en la que ardías; antes sí, superaste en vida y en muerte todas las dificultades que se te presentaron por parte de las criaturas, ya quisieran con halagos o amenazas vencer tu constancia y fidelidad en la piedad y temor de Dios, ya pretendiesen con honores y falsas promesas que faltaras a las que tenías hechas de guardar el depósito de la fe, de practicar las virtudes cristianas y de vivir en perpetua virginidad, y ya por fin emplearan los tormentos inauditos de desgarrar y abrasar tus virginales carnes para que correspondieras a las seducciones de una mujer infame y a los deseos de un tirano brutal, renunciando a tu vocación de cristiana y a tu profesión de virgen. Mas a todo respondías con celo intrépido y valeroso que, ni en el cielo ni en la tierra reconocías otro Señor que el Dios de la Gloria y, que a ninguno más doblarías las rodillas, porque a Él sólo habías dado tu corazón desde tu infancia. Confiados, pues, en tus méritos y protección, te rogamos Santa nuestra, nos alcances de la Majestad divina que guarde nuestros corazones libres de todo afecto terreno, que nuestras conversaciones sean puras y santas, y nuestros pensamientos se fijen siempre en Dios, sin que nada nos aparte de Él, ni en la prosperidad, ni en la adversidad, ni en salud, ni en enfermedad, y que cuando ésta nos aquejare, sin rehusar los remedios necesarios, pongamos, como tú, confianza en nuestro Señor Jesucristo, que es el que cura todas las enfermedades y dolencias, y también en ti, para conseguir por tu intercesión la salud del alma y del cuerpo y el favor especial que pretendemos en esta novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

(Ahora se rezará por tres veces el Padrenuestro, Ave María y Gloria en honor de la Santa y en reverencia del misterio de la Santísima Trinidad)

Oración para el día cuarto (30 de enero):
Oh admirable virgen y mártir Santa Águeda, que resonando en tus oídos aquélla sentencia: “sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida”, para no perderla y tener derecho a la herencia que Jesucristo nos ganó con su sangre, guardaste una inviolable fidelidad a tus votos y promesas, aún en el tiempo de la tribulación y a costa de tu vida, prefiriendo ser la humilde esclava de un Dios crucificado a noble esposa de un potentado del mundo, por lo que le respondiste con una santa libertad que no conocías ni mayor ni aún verdadera nobleza sino la de servir al verdadero Dios.
Te rogamos, virgen fiel y prudente, que nos asistas y favorezcas para que no oigamos otra voz que la suya y guardemos con fidelidad igual la divina ley y todas nuestras promesas, a fin de que tengamos parte en las que se ofrecen a los verdaderos siervos del Señor, sirviéndole y amándole en salud y en enfermedad, en vida y en muerte, para conseguir de su bondad y por tu intercesión las gracias que necesitamos y el favor especial que te pedimos en esta novena, si es para gloria suya y provecho de nuestra alma. Amén.

(Terminada la oración propia del día, se pedirá en silencio al Señor por los méritos de la Santa la gracia particular que se desea conseguir en esta novena y la virtud especial de cada día, concluyendo después todos los días con la siguiente oración)

Oración final para todos los días:
Señor mío Jesucristo, Rey de todos los mártires y corona de todas las vírgenes, que previniste a tu sierva Santa Águeda con las bendiciones de tu dulzura y de tu gracia desde sus primeros años, fortaleciendo con ellas su espíritu para que sujetara la carne al imperio de la razón y de la fe, y dándole valor para que resistiese a todos sus enemigos, pues sobre conservar ilesa su castidad supo como virgen prudente adornar su alma con las demás virtudes cristianas hasta tal punto, que dio su vida por no violar sus votos ni apostatar de la fe. Te suplicamos Señor, por su intercesión, que infundas en nuestras almas esas mismas gracias, para que a su ejemplo cumplamos como cristianos con las promesas que hicimos en nuestro santo Bautismo, permaneciendo fiel en todo, viviendo y muriendo en el ósculo santo de tu amistad y de tu gracia. También te pedimos Jesús nuestro, por los méritos de tu Pasión, por los Dolores de María y por el martirio de Santa Águeda, que nos concedas la gracia particular que solicitamos en esta Novena, si así conviene a nuestra eterna salvación. Amén.

Antífona:
Estando Santa Águeda en medio de la cárcel, extendiendo las manos, oraba al Señor, diciendo: “Señor Jesucristo, Maestro bueno, gracias te doy porque me hiciste vencer los tormentos de la carne. Ayúdame, Señor, a prevenir felizmente tu inmarcesible gloria.”

R./ Ruega por nosotros, dichosa Santa Águeda.
V./ Para que seamos dignos de las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Oh Dios, que entre otros portentos de tu poder, diste a la mujer la victoria sobre el martirio: concédenos propicio que, los que honramos a tu Santa Virgen y Mártir Águeda como Patrona de esta Villa, nos dirijamos a ti imitando sus ejemplos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.